SOBRE LAS ESCARAS
El envejecimiento de la sociedad es desgraciadamente un problema mundial y de escala cada vez mayor, por lo que el cuidado y el movimiento de los familiares ancianos e incapaces, así como la adaptación a las exigencias especiales que lo mismo implica, entre otros la prevención de las escaras, se ha convertido hoy en día en una tarea cotidiana. Pero claro que un accidente inesperado o un estado encamado más duradero no puede suceder sólo en el caso de la generación más anciana, así el cuidado profesional de los pacientes en casa o de forma institucional constituye una tarea importante independiente de nuestra generación.
Las escaras, también conocidas como úlcera de presión o decúbito, es la necrosis causada por la presión duradera, la fuerza cortadora, la fricción o la combinación de las mismas, respectivamente la lesión local de la piel y del tejido subcutáneo.
¿Cómo se puede reconocer el decúbito inicial?
Las escaras tienen cuatro fases, claramente diferenciables.
1. fase
La aparición del eritema/rojez que desaparece con el apretón de los dedos, y pasado poco tiempo aparece de nuevo. La piel es de tacto caliente, escamada, vulnerable, el paciente se queja de dolores. En el caso de personas de piel más oscura, la coloración de la piel, su calentamiento, edema y endurecimiento puede ser percibido como una señal.
2. fase
Falta parcial del epitelio en la superficie de la piel, debajo de las mismas o en ambos. La piel se calienta y le falta epitelio, por lo que este área causa muchos dolores. Desde el punto de vista clínico y de la superficie, la úlcera puede considerarse como arañazos o burbujas. Las escaras todavía pueden ser curadas con éxito en este estado, y así la formación del decúbito profundo, ulceroso puede ser evitada. Si, sin embargo, no se realiza una intervención exitosa, la enfermedad entra dentro de poco tiempo en su tercera fase, difícil de curar.
3. fase
Una falta de epitelio de grosor completo aparece en la tercera fase. Una pérdida cutánea y necrosis de gran cantidad ocurre y la piel ya no queda visible, los tejidos inferiores se dañan o gangrenan, lo que puede propagarse hasta la película del músculo pero no pasando más allá. La característica clínica de la úlcera es la expansión en profundidad de los márgenes de la herida, la formación de un cráter o cavidad. Si una infección sucede, el área afectada reacciona con la inflamación, con un dolor más fuerte que antes, la herida empieza a propagarse y una purulencia aumentada comienza. En el caso de la infección del decúbito, el médico en general prescribe tratamiento con antibióticos.
4. fase
En esta fase ya hay una falta cutánea completa con destrozamiento en profundidad, necrosis, lo que puede incluir el daño, destrozamiento, respectivamente necrosis del tendón, músculo y tejido óseo. Los tejidos óseos se vuelven visibles en este estado de las escaras. Las escaras graves implican una herida abierta, así que hay que hacer todo para prevenir la infección de las mismas, lo que no sólo impide la curación de la herida, pero ciertos agentes patógenos pueden causar un mal más grave en consecuencia.
Es importante mantener la circulación de la sangre adecuada. Esto puede ser alcanzado principalmente a través de alivio de presión, pero el abastecimiento de sangre de la piel puede ser aumentado significativamente por rotación, movimiento, gimnasia y masaje que se pueden realizar en la cama, respectivamente con el tratamiento regular de las áreas expuestas a peligro.
Las hierbas medicinales pueden desempeñar un papel complementario en la prevención y el tratamiento de las úlceras de presión, el protocolo profesional nacional también asume la misma posición con respecto a la evaluación del riesgo, la prevención y el tratamiento del decúbito.
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